viernes, 3 de diciembre de 2010

Práctica III: Carta a un profesor

Querido Juan Manuel:

Hace ya más de diez años desde que nuestros caminos se cruzaron. Nunca tuvimos una relación personal estrecha, ni mucho menos pero cuando pensé a quién dirigir esta carta tuve pocas dudas.

En aquella época yo tenía 14 años y acababa de empezar mi periplo en el instituto del barrio. Tu no debías llevar muchos más y por eso tenía mayor mérito, si cabe, lo que trataré de explicar en esta carta. Torrejón nunca ha sido un lugar para la imaginación ni la utopía pero la clase de 3º de ESO en la que caímos lo era aún menos. Allí se daban cita repetidores rebotados y chicos que habíamos pasado del colegio al instituto sin saber lo que nos íbamos a encontrar. Siempre es difícil la transición, como estamos viendo este año en el máster y en este entorno con mayor motivo. Las clases eran muy complicadas y no eran pocos los alumnos que no aprendían y no dejaban hacerlo a los demás. Mientras los demás se limitaban a cumplir el expediente, dar sus clases y marcharse, dejan a elección de cada cual su aprendizaje, lo que tú hiciste es algo que me sorprendió y me marcó para siempre.

Vaya por delante que Biología, la asignatura que impartiste aquel curso 1999/2000, nunca estuvo entre mis predilectas, aunque siempre la respeté y la consideré como muy importante para mi educación. Pero conseguiste no solo que nos interesara a todos por igual, sino que la presentaste como algo cercano a nosotros, algo nuestro e incluso los alumnos más conflictivos y que con asiduidad dejaban de asistir al centro, estuvieran prestos a tomar parte en tus clases e incluso los peores académicamente hablando hicieron tremendos progresos y aprobaban con buenas notas tu asignatura. Algo que me sorprende, incluso ahora, es que no necesitaste ningún método revolucionario ni una dinámica distinta al resto de profesores para ganártelos. Pienso que fue tu forma de ser la que consiguió que te ganaras el respeto de toda la clase.

Como decía antes, fuera del aula apenas cruzábamos algún saludo pero no fue impedimento para que te preocupases por cómo nos iba a los nuevos en nuestro primer año allí. Además, al terminar el curso, y para poner la guinda al pastel, recuerdo un día en el que, hablando de los efectos de la altura en nuestro organismo, pusiste el ejemplo de Marco Pantani, el ciclista que siempre fue lo más parecido a un ídolo que yo tuve nunca, como una injusticia de los sistemas antidopaje. Es algo que quizá ningún otro miembro de aquella clase recuerde pero sin duda yo, como otros muchos momentos de tu docencia, no olvidaré.

Al año siguiente y en los posteriores, ya no te vi en nuestro instituto. Supongo que te marcharías a otro lugar, quizá hastiado o quizá por alguna circunstancia personal pero no volví a tener noticias tuyas. Sin embargo, mi respeto y admiración están y estarán ahí siempre. En cuanto a los años posteriores a aquella clase, la mayoría no consiguió retener esa motivación para el resto de asignaturas y dejaron sus estudios; otros se encauzaron y aunque a duras penas, completaron los 4 años e incluso alguno acabó siguiendo tus pasos y estudiando Biología. Creo, sin duda, que en buena medida debido a tu proverbial influencia.

Espero que, donde estés, tus alumnos estén aprendiendo al menos la mitad de lo que lo hicimos nosotros de ti.

Pedro.

1 comentario:

  1. Es curioso como hay ciertos profesores que poseen en si mismos un carisma que atrae, pero aunque no haya detrás grandes innovaciones docentes, es seguro que había un sentimiento importante de responsabilidad, interés gusto por su trabajo y su materia... transmitiendo de forma interesante los contenidos y sabiendo llegar a todos incluso aquello que parecen estar más perdidos. Espero que esta carta os haya ayudado a descubrir cuales eran las cualidades que hacían a esos profesores especiales y que sean un referente en vuestra formación, que os levará a ser grandes docentes.
    No puedo pasar por alto lo bien que has trabajado y debo felicitarte por tu blog.
    Saludos
    SARA

    ResponderEliminar