Parece claro, después de leer el texto propuesto y de las experiencias que todos hemos vivido alguna vez, que efectivamente se puede acelerar el aprendizaje o adquirir conocimientos de forma muy temprana dependiendo además del entorno en el que crece el niño. Esta forma de operar nos llevaría a pensar en autores como Bandura, Brofenbrenner o de forma más radical, en Skinner ("no existe el hombre autónomo") El aprendizaje, en suma, depende de los estímulos que reciba el individuo desde los primeros momentos de su vida. Además, todos hemos visto casos y seguramente lo hayamos experimentado en nuestras propias carnes, de chavales que no levantaban dos palmos del suelo pero conocían conceptos del trabajo de sus padres que de cualquier otra forma no habrían aprendido. Conocen máquinas, términos que usan en esos puestos de trabajo...que para el resto no significan nada. De este modo y al igual que en el caso de los alfareros estas experiencias llevan al niño a desarrollar competencias distintas al resto de sus compañeros en clase y a acelerar, en algunos casos, el aprendizaje que reciban en la escuela.
En cuanto a si es conveniente acelerar este proceso, pienso que no. La escuela no es sólo el lugar en el que el niño aprende conocimientos o se forma en busca de un futuro exitoso: la escuela es un foco social y el aprendizaje en las aulas es sólo una pequeña parte de lo que dentro de sus límites se desarrolla. Podríamos acelerar el aprendizaje pero no todos lo asimilarían del mismo modo: habría que separar las clases según el nivel de cada cual. Esto provocaría "fracturas" entre los compañeros, al estilo de las que ya posee la sociedad en clases, sólo que en este caso lo haríamos de un modo cruel e irreversible, cortando de raíz las posibilidades de alumnos que necesitasen más tiempo para interiorizar lo aprendido pero que a la larga, con más trabajo que los alumnos que tuviesen más talento innato, podrían superarles. Hace unas semanas hablábamos de ello en clase: un alumno puede ser brillante en el colegio o el instituto y golpearse de lleno con la realidad en la universidad; y viceversa.
Lo importante, creo yo, sería dotar al alumno de las herramientas para pensar de una forma autónoma, ser críticos con el mundo que les rodea y no adquirir conocimientos para organizar una competición entre sus compañeros. Una competitividad madrugadora e insana sólo llevaría a un proceso de fractura entre capas, al estilo de los estados del Antiguo Régimen o de las castas en la India; en este caso serían unas élites intelectuales y se perderían alumnos muy brillantes por determinarlos de un modo rápido. Por otro lado, los seleccionados, los mejores se enfrascarían en una eterna carrera contra sí mismos que les podría llevar a ser unos insatisfechos toda su vida; en otros casos se podrían dar alumnos que han adquirido muchos conocimientos y muy pronto pero que no han tenido tiempo y paciencia para transformar todo ello en habilidades que les permitan procesar esa información. Por tanto, en el mejor de los casos, tendríamos una élite muy bien formada pero alejada de sus congéneres, que habrían sacrificado horas de juego y felicidad por el simple hecho de ser personas de "éxito".
En cuanto a si es conveniente acelerar este proceso, pienso que no. La escuela no es sólo el lugar en el que el niño aprende conocimientos o se forma en busca de un futuro exitoso: la escuela es un foco social y el aprendizaje en las aulas es sólo una pequeña parte de lo que dentro de sus límites se desarrolla. Podríamos acelerar el aprendizaje pero no todos lo asimilarían del mismo modo: habría que separar las clases según el nivel de cada cual. Esto provocaría "fracturas" entre los compañeros, al estilo de las que ya posee la sociedad en clases, sólo que en este caso lo haríamos de un modo cruel e irreversible, cortando de raíz las posibilidades de alumnos que necesitasen más tiempo para interiorizar lo aprendido pero que a la larga, con más trabajo que los alumnos que tuviesen más talento innato, podrían superarles. Hace unas semanas hablábamos de ello en clase: un alumno puede ser brillante en el colegio o el instituto y golpearse de lleno con la realidad en la universidad; y viceversa.
Lo importante, creo yo, sería dotar al alumno de las herramientas para pensar de una forma autónoma, ser críticos con el mundo que les rodea y no adquirir conocimientos para organizar una competición entre sus compañeros. Una competitividad madrugadora e insana sólo llevaría a un proceso de fractura entre capas, al estilo de los estados del Antiguo Régimen o de las castas en la India; en este caso serían unas élites intelectuales y se perderían alumnos muy brillantes por determinarlos de un modo rápido. Por otro lado, los seleccionados, los mejores se enfrascarían en una eterna carrera contra sí mismos que les podría llevar a ser unos insatisfechos toda su vida; en otros casos se podrían dar alumnos que han adquirido muchos conocimientos y muy pronto pero que no han tenido tiempo y paciencia para transformar todo ello en habilidades que les permitan procesar esa información. Por tanto, en el mejor de los casos, tendríamos una élite muy bien formada pero alejada de sus congéneres, que habrían sacrificado horas de juego y felicidad por el simple hecho de ser personas de "éxito".
Una gran reflexión, ya que te has planteado las dos posibilidades como una opción con sus aspectos positivos y negativos en sí mismos. Es cierto que hay niños que por influencia del ambiente, motivación, estímulos externo.. adquieren y poseen conocimientos impropios para su momento y esta acción es interesante y positiva mientras no sea algo que fuerce el proceso natural de aprendizaje. En el caso de la adolescencia podemos descubrir casos en los que un chico/a se interese más por unas asignaturas que por otras o incluso por temas ajenos a la escuela, como por ejemplo los videojuegos, adquiriendo en ese tema o cultura una serie de conocimientos que le hacen más experto que otros. es interesante en el momento actual que vivimos poder compartir todo ello, lo que llamaríamos conocimiento compartido.
ResponderEliminarSaludos
SARA